Resumen:
Cuando se presentó en Salamanca la historia de la AEA, todos revivimos muchos recuerdos del pasado. Hace 20 años, casi una vida, fundamos esta asociación maravillados por el desafío de una técnica nueva e imposible. Muy pocos en aquella época compartían nuestra fe en las posibilidades de trabajar a través de aquellas imágenes y de aquellas pequeñas incisiones. Teníamos unos 30 años, poco dinero y mucho entusiasmo. Nos vimos de nuevo con barba y pelo largo, cenando y conspirando a carcajadas en los garitos de Barcelona, Madrid, San Sebastián o Lieja… asombrándonos cada año con novedades técnicas y técnicas inverosímiles que creíamos a pies juntillas y, sobre todo, volvimos a recordar la pasión con la que vivimos aquella época en la que nos conocimos y nos hicimos amigos.
Mucho ha cambiado la sociedad española desde entonces, quizás demasiado y demasiado rápido. En un mundo en el que todo puede ser comprado o vendido, que la felicidad está en el triunfo profesional y económico, aquella historia de convicciones profundas, de ilusión y de excesos me hicieron pensar acerca de los valores que hacen que la vida merezca la pena. Recordé que la vida sin pasión es aburrida, que la fidelidad a nuestras convicciones y el cariño de nuestros amigos son nuestra única riqueza Así que cuando os encontréis desanimados, podéis hojear en nuestra página web la historia de la AEA contada en las fotos pacientemente tomadas por Ramón Cugat.
Finalmente no se consumó la fusión con la SEROD. La asamblea aprobó el informe de la junta directiva en la que se mostró contraria a la fusión, al entender que supondría la pérdida de nuestra identidad y del fin principal de la sociedad, esto es, el desarrollo de la artroscopia y la filosofía de la cirugía poco invasiva en todas las articulaciones. Una decisión sin duda agridulce, porque la fusión con nuestros compañeros de la SEROD, muy deseada en lo personal, era un proyecto muy atractivo con el que, desgraciadamente, no hemos conseguido identificarnos.
Salamanca fue un clamor, la fiesta inconmensurable, la organización perfecta, la ciencia mucha. Los veinte años han pasado, el futuro será lo que queramos que sea. De momento, nos vemos en Zaragoza.
José Achalandabaso
Presidente de la AEA