Introducción
Desde la Unidad de Hospitalización consideramos la necesidad de una alternativa a la vía venosa periférica con catéter corto en pacientes con estancias prolongadas y en aquellos en los que, debido a un proceso infeccioso, requieren el uso de antibióticos altamente irritantes. La vía venosa no suele soportar el tratamiento, lo que conlleva repetidas punciones, en ocasiones de gran dificultad, y recae directamente en la calidad asistencial del paciente. Tras valorar diferentes alternativas, consideramos que la línea media se adaptaba a nuestras necesidades, aportando numerosas ventajas(1).
Material y desarrollo de la técnica
El catéter que utilizamos en el hospital es un catéter venoso de 25 cm de longitud y calibre de 18 G hecho de poliuretano(2), material conocido por tener una elevada biocompatibilidad, lo que se traduce en un menor riesgo de lesionar la íntima venosa y una alta resistencia química, por lo que los fármacos no lo debilitan.
La inserción se realiza con la técnica de Seldinger y su duración puede llegar a ser de hasta 6 semanas.
Este catéter está indicado especialmente en la administración de soluciones con pH 5-9, altamente irritante. Lo empleamos sobre todo en tratamientos antibióticos, como por ejemplo vancomicina, gentamicina y eritromicina. También se pueden beneficiar de su uso aquellos pacientes cuya patología requiera una estancia prolongada.
Antes de su canalización debemos tener en cuenta los antecedentes personales del paciente, entre los que presentan especial importancia:
- Portadores de marcapasos, desfibriladores automáticos implantables (DAI), accesos venosos centrales.
- Mastectomía previa y/o linfadenectomía.
- Tratamiento con anticoagulantes y/o antiagregantes. En este caso, sería conveniente conocer los valores de la última analítica, aunque es una técnica poco agresiva y con escaso sangrado.
El punto de inserción se realizará por encima de la fosa antecubital, siendo las venas de elección la basílica o la cefálica y siempre con técnica estéril(3).
Se compone de(2):
- Aguja fina 21 G que permite una micropunción.
- Guía metálica antiacodamiento con punta flexible que evita el daño endotelial. Se emplea para la canalización del vaso y el posterior deslizamiento del catéter sobre la guía.
- Dilatador que facilita la posterior introducción del catéter en el vaso.
- Catéter de larga longitud que llega hasta la vena axilar. La punta se queda a una distancia media entre una localización periférica y una localización central (Figura 1).
Podemos realizar una punción ecoguiada para conseguir una mayor tasa de éxito (tasa de éxito por encima del 90%). Ayudándonos de un ecógrafo, seleccionamos previamente el vaso, pudiendo valorar su calibre, y observamos también las estructuras circundantes, lo que nos permite minimizar las complicaciones. A la hora de la canalización, visualizamos cómo progresa el agua en el vaso, lo que disminuye el número de punciones y las infecciones consiguientes(4).
Implantación
Para implantar el uso de la línea media en el hospital, realizamos previamente una formación específica a cerca de este catéter algunos miembros de enfermería del equipo de hospitalización. En dicha formación, se trabajó acerca de su indicación, la técnica de canalización, las ventajas y los inconvenientes y las dificultades con las que nos podemos encontrar.
Posteriormente, realizamos sesiones de formación para todo el personal de enfermería del centro, para el personal médico de traumatología y anestesia, y para el equipo de quirófano, con la finalidad de que conocieran que íbamos a empezar a utilizar este dispositivo, qué tipos de pacientes se pueden beneficiar de él y su manejo, si fuese preciso.
Estudio
Tras varios meses de uso, realizamos un estudio retrospectivo cualitativo con 22 pacientes, acerca de los cuales hemos recogido:
- El motivo que lleva al empleo de la línea media.
- Dificultades encontradas durante el proceso de canalización.
- Duración del catéter.
- Motivo de su retirada.
- La aparición de complicaciones, especialmente flebitis o extravasación, ya que son las que aparecen con mayor frecuencia con el catéter corto.
En los pacientes que han participado en el estudio, su empleo fue en el 100% de los casos para la administración de tratamientos antibióticos, sobre todo vancomicina, rifampicina y levofloxacino.
El personal de enfermería no se ha encontrado con dificultades en la realización de la técnica ni el manejo del catéter. Verbalizan su gran satisfacción con el uso de este nuevo dispositivo.
El 99% de los pacientes soportó el tratamiento preciso con un solo catéter, lo que implica una disminución notable de punciones que recae directamente en mejorar la calidad asistencial.
La media de duración ha sido de 20 días, siendo el motivo de su retirada en el 99% de los casos el alta del paciente.
Tan solo en un 1% de los casos ha habido que retirarlo por la aparición de flebitis. Este caso se produjo en un paciente complejo con importante dermatitis de contacto en los miembros superiores e inferiores, y mala perfusión venosa, en el que la única alternativa fue la canalización, por parte del médico anestesista, de una vía central.
Conclusiones
Para concluir, tras el empleo de la línea media y el estudio realizado, cabe destacar las numerosas ventajas encontradas:
- Disminuye notablemente el riesgo de flebitis mecánica o bacteriana frente al uso del catéter corto convencional.
- Menos riesgo de extravasación frente al catéter corto gracias al material del que está compuesto, que produce menor lesión de la íntima de la vena.
- Menor riesgo de sepsis frente al empleo de la vía central.
- No precisa radiografía de tórax de control al no haber riesgo, por la longitud del catéter, de entrar en la aurícula, como sí puede pasar con la canalización de la vía central.
- Permite la extracción de sangre para el control analítico. Su uso es sencillo, debemos desechar previamente a la obtención de la muestra 10 mL de sangre (Figura 2).
- Mayor durabilidad que otros dispositivos empleados.
- Reduce notablemente el número de punciones debido a su durabilidad.
- Fácil manejo. Su canalización la realiza enfermería. No se precisa anestesista ni que el paciente esté monitorizado.
- Ahorro en tiempo y costes.
- Mejora el bienestar del paciente y notablemente su la calidad de vida.