Don't let it be

Queridos amigos:

Una de las muestras de vitalidad de una revista científica es la correspondencia que generan sus lectores. Dicha correspondencia procede de una doble vertiente: la derivada de un artículo concreto y aquella que surge espontáneamente.

En este sentido, las Cartas al Director constituyen un elemento fundamental como control y estímulo de la publicación.

Es lógico pensar que únicamente la pereza natural que tenemos para “coger la pluma” y sentarnos a escribir explique la ausencia de críticas, aclaraciones o apostillas al material que dos veces al año (de momento) llega hasta nuestras casas. También puede ser que éste no sea especialmente estimulante o, sencillamente, que no lo leamos (“estamos tan ocupados...”).

Y sin embargo, insisto, la SEMCPT se beneficiaría extraordinariamente de que su órgano de expresión se enriqueciera con los comentarios de sus miembros. Así como nuestras reuniones científicas (sin distinción) se han caracterizado siempre por el calor y vigor de sus discusiones (seguidas, si puede ser de una buena cena de camaradería), no es de recibo que no surja igualmente la controversia de las páginas de su revista.

La falta de participación de los lectores empobrece la línea editorial. Cada artículo debe representar una llamada a la aportación a todos aquellos que puedan contribuir con su experiencia. También el Consejo de Redacción necesita el estímulo de la controversia o la crítica. Es una lástima que muchas casuísticas, maniobras exploradoras o técnicas diagnósticas y terapéuticas permanezcan en los estrechos límites de la práctica diaria, sin salir a la luz en las páginas de nuestra revista.

Los trabajos de investigación y tesis doctorales sobre el pie y tobillo deben ser conocidas por todos los estudiosos de nuestra sociedad, a fin de poder ser referidos. ¿Cuántos de nosotros estamos interesados en este momento en la enfermedad de Müller-Weiss? ¿Quiénes pueden aportar datos iniciales sobre prótesis de tobillo o metatarso-falángicas? ¿Quién puede aconsejar sobre el calzado o la cirugía en el pie diabético? Afortunadamente existen cada vez más “Unidades de Pie” aisladas o dentro del concepto de Cirugía Mayor Ambulatoria: es importante conocer su historia y organización; sus problemas y resultados clínicos y económicos.

Los casos clínicos complejos o raros resueltos pueden constituir una ayuda inestimable para todos.

También se echa en falta una presencia más habitual de originales sobre patología infantil, malformaciones o nuevos hallazgos en genética aplicados al pie, así como sobre protocolos de diagnóstico y tratamiento.

Os animo a todos a que convirtamos nuestra revista en un foro vivo, un foro que cumpla la función docente que, como “hombres de ciencia” que somos (Ricardo Larraínzar dixit), ayude a mejorar nuestra formación y el tratamiento de nuestros pacientes, noble y último fin de nuestros esfuerzos.

El Consejo de Redacción espera vuestras cartas y notas cortas.

Por último, cuando os llegue el próximo ejemplar, probablemente se esté celebrando el 28.º Congreso de nuestra sociedad en Córdoba, bajo la presidencia del Dr. Juan López Laserna. Una gran ocasión para unir ciencia y cultura, con el pie de protagonista.

Un afectuoso saludo.