Hace unas semanas, en una conversación con algunos especialistas jóvenes, me llamó la atención que no conocían a la persona, desde mi punto de vista, más importante de la historia de la artroscopia de nuestro país.
Ese fue Pau Golanó. Un genio. Mi amigo.
Este pasado mes de julio se cumplieron 7 años de su repentina muerte y ha sido tiempo suficiente para que una parte de nuestros jóvenes ni lo conozcan. Seguro que si ahora lo “googleáis” vais a quedar con la boca abierta.
Él no era cirujano. Era un simple profesor de anatomía de la Universidad de Barcelona… y la persona más creativa que he conocido.
Llegó y lo revolucionó todo. Nos enseñó a todos la “otra forma de ver la anatomía”: la anatomía desde dentro. Sus minuciosas e interminables disecciones, y su pasión por la fotografía científica le dieron valor y rigor a lo que hasta entonces era la pasión de unos cuantos cirujanos locos intentando mirar con una óptica dentro de una articulación.
Su otra pasión, la de la formación, le hizo “inventar” los cursos de artroscopia en cadáver. Lo que ahora es cotidiano y habitual, en aquellos años noventa era algo inaudito. Había una espera de 2 años para acudir a estos cursos.
En uno de ellos lo conocí como alumno y en el siguiente contó conmigo como profesor. Para mí fue todo un honor, de los mayores de mi vida, y recuerdo perfectamente la emoción de ese momento en el que tuve que disimular las lágrimas.
Y desde entonces fuimos amigos. De los de verdad. Nos llevábamos 11 meses de edad y compartíamos discos duros llenos de imágenes de anatomía y de artroscopia.
En la década del 2000, formando ambos parte de la Comisión de Docencia de la AEA, pusimos en marcha los cursos “al estilo Pau” en otras universidades, como la de Málaga y la de Valladolid. Con ello, las cátedras de anatomía se reinventaron y adquirieron un dinamismo hasta entonces desconocido.
Yo pertenecía a ese grupo reducido de amigos por el que Pau lo daba todo.
Solo tuvo un problema: no era un cirujano, era mucho más, pero no se supo valorar. A pesar de que durante décadas no había una charla en la que no se le nombrara o se usaran sus imágenes, a pesar de haberlo querido en la Universidad de Miami y en la de Pittsburgh, donde estuvo haciendo trabajos, no fue suficientemente valorado. A pesar de haber ganado todos los premios. Quizá si hubiera nacido en otro país…
Mi última vez con Pau fue en el congreso de la European Society for Sports Traumatology, Knee Surgery and Arthroscopy (ESSKA) de Ámsterdam, 2 meses antes de su repentina muerte. Y nos divertimos mucho, como siempre.
Ese 23 de julio de 2014 se nos fue un genio irrepetible, pero sobre todo un amigo especial, loco, temperamental, sincero (demasiado), pero entrañable y muy amigo de sus amigos. Han pasado 7 años y sigo echándole de menos.
Por eso y por mucho más, me rebelo a que se recuerden para siempre nombres de cirujanos porque inventaron técnicas. Pau no inventó ninguna, pero dio razón de existir y justificación científica a todas.
Y era uno de los nuestros. No me cansaré de recordaros que no os olvidéis de recordar.
Dr. Ángel Calvo Díaz
Arthrosport Zaragoza/Huesca/Alicante
Expresidente de la AEA y de la ESA-ESSKA