Introducción
La International Association for the Study of Pain define el dolor como “una experiencia sensorial o emocional desagradable asociada a un daño tisular real o potencial”.
Es un concepto subjetivo y existe siempre que un paciente diga que existe.
La Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas desde el año 2000 entiende el tratamiento del dolor como un derecho universal de los seres humanos.
El dolor es una experiencia derivada de la cirugía. Al no ser tratado, provoca efectos físicos y psicológicos, afectando negativamente a la calidad de vida, a la recuperación funcional y aumentando el riesgo de complicaciones y de costes.
El estudio de Gerbershagen(1) de “cohortes retrospectivo” analiza la intensidad del dolor observada en pacientes sometidos a diferentes procedimientos quirúrgicos durante las primeras 24 horas. El resultado presenta diferentes grupos de intervenciones agrupadas por media de dolor, leve-moderado (EN 3-5) e intenso (EN 6-7), respectivamente (Tablas 1 y 2).
Objetivos
Nuestros objetivos principales para bajar la incidencia del dolor en nuestros pacientes ingresados son:
- Concienciar y formar al personal de enfermería de la importancia de valorar y registrar el dolor.
- Incluir la escala visual analógica (EVA) como quinta constante en nuestro registro de enfermería.
- Elaborar un procedimiento común de evaluación de la EVA frente a situaciones de dolor.
- Elaborar un procedimiento común de revaluación de la EVA frente a situaciones de dolor.
- Aumentar el número de registros de enfermería de valoración del dolor mensuales por encima del 90%.
- Concienciar y formar al personal sanitario en que el abordaje de esta experiencia es multidisciplinar.
- Reducir la analgesia administrada de rescate en los pacientes hospitalizados.
Metodología
Diseñamos un plan dividido en 2 fases:
• La primera fase del programa “Hospitalización sin dolor” se desarrolla mediante el diseño de un plan de trabajo multidisciplinar que contempla 2 tiempos:
– Conocer la prevalencia del dolor en nuestros pacientes hospitalizados mediante cortes mensuales durante 6 meses. Para ello, se realizó una evaluación inmediata al ingresar en planta tras ser sometido a un procedimiento quirúrgico mediante la escala visual numérica (EVN): valora el dolor mediante números del 0 al 10. La escala elegida para cuantificar el grado de dolor en el cuestionario es unidimensional, midiendo exclusivamente el componente sensorial, no los componentes afectivos ni cognitivo-evaluativo.
– Diseñar estrategias y medidas para mejorar el control del dolor. La prevalencia del dolor fue del 70,5%. El promedio de intensidad del “dolor posquirúrgico” fue de 3,9. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas por género, aunque sí por tipo de cirugía, siendo más dolorosas las intervenciones de miembros inferiores.
Llegamos a la conclusión de que el registro del dolor es insuficiente a pesar de ser un factor determinante en la recuperación del paciente y es necesario formar y concienciar al personal de esta actividad(2).
• La segunda fase del programa “Hospitalización sin dolor” aborda 2 planes de actuación encaminados a reducir y anticiparse a las situaciones de dolor en nuestro hospital. Estos planes son:
– Acción formativa: estandarización y formación del personal del centro en herramientas de evaluación del dolor y uso de rescates.
- Escala elegida: EVA.
- Evaluación del dolor:
Al ingreso.
Durante cualquier episodio de dolor.
Tras la administración de analgésicos: por vía oral 1 h e intravenosa 20 min.
En cada cambio de turno.
Tras cualquier intervención.
Antes del alta.
- Nunca debe sustituirse un rescate por una prescripción horaria adelantando la hora de administración de esta(3,4).
– Estrategias de gestión: un plan de medición mediante indicadores de calidad para monitorizar el dolor en nuestro servicio(1,5).
- N.º de registros de la EVA completos.
- N.º de rescates.
- Media de la EVA en pacientes ingresados.
Resultados
Realizamos un estudio retrospectivo en 75 pacientes durante 30 días, registrando los indicadores de calidad como variables. Pudimos comprobar que:
- N.º de registros de la EVA completos (Figura 1): aumento incluso hasta de un 100% tras la acción formativa.
- N.º de rescates (Figura 1): se elevó tras registrar correctamente la EVA, pero descendió en las sucesivas semanas al realizar ajustes en el tratamiento.
- Media de la EVA en pacientes ingresados: disminuyó de manera continuada a medida que fuimos integrando el nuevo procedimiento.
Conclusión
El papel de la enfermería es fundamental en la evaluación, la prevención y el tratamiento del dolor. Un adecuado manejo del dolor es un indicador de buena práctica clínica y de calidad asistencial.
La implementación y el uso sistematizado de las herramientas de registro del dolor (EVA) como una constante garantizan una valoración más exhaustiva, aumentando la calidad de vida y la recuperación funcional, y reduciendo la sensación de dolor en los pacientes ingresados.